30/10/2019 | #MachuPicchu
La antigua ciudad inca es uno de los principales atractivos de Perú y uno de los preferidos en Sudamérica. Situada en las alturas de las montañas, en plena selva tropical, rodeada de flora y fauna silvestre, fue construida en el siglo XV.
Famosa por sus paredes de piedra, sus construcciones y vistas panorámicas, se encuentra dividida en dos grandes sectores: uno agrícola (con andenes y terrazas artificiales) y otro urbano (con construcciones y plazas, como el Templo del Sol, el Templo Principal y el Templo del Cóndor).
La ciudadela inca fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad y nueva maravilla del mundo moderno, por ser un importante centro político, religioso y administrativo de la época incaica. El encanto y magnetismo de este sitio, lo ha convertido en uno de los destinos más populares del mundo.
Cuzco y Aguas Calientes, son las mejores opciones para hacer base y desde allí movilizarse para conocer las principales atracciones de Machu Picchu y el Valle Sagrado.
Recomendamos, primero que nada, estar al menos 2 noches en Cuzco. No solo para conocer una de las ciudades más emblemáticas de Perú, sino por cuestiones de salud. Cuzco es la mejor opción para aclimatarse a la altura (aproximadamente 3.400 metros) y evitar el apunamiento o mal de altura.
Tras unos días en Cuzco, recomendamos pasar al menos una noche en Aguas Calientes (la localidad más cercana a Machu Picchu), para hacer base y salir desde allí a conocer Machu Picchu y Hayna Picchu. Es una muy bonita localidad, donde además de recorrer sus calles, podremos disfrutar de sus aguas termales.
De regreso en Aguas Calientes, podemos quedarnos una noche más en Cuzco para luego emprender regreso.